Ayer por la noche me acosté escribiendo sobre un tema absolutamente diferente al que escribo en estos momentos y es que hoy al venir a desayunar con Nicolás me he dado cuenta de que tan diferentes, esquivos e inimaginables son los caminos del amor. No malinterpretéis mis palabras, no es que me haya dado cuenta esta mañana de lo que quiero a mi hijo Nicolás, eso lo supe nada más nacer, mi amor por él sería incondicional toda mi vida. Hoy es el día de San Valentín fecha creada para sacarnos la pasta un poco más pero que constituye una fecha importante para muchas personas que nos rodean. Creo, o supongo que todos en este día tan marcado hacemos balance o analizamos o tan solo reflexionamos sobre lo que la vida nos ha dado siempre teniendo como unidad de medida el amor.
Recuerdo aquella época de mi vida en la renuncié al amor, y no os confundáis, cuando hablo de amor no solo hablo del amor hacia tu pareja no, hablo del amor que desprendes al vivir, de cómo haces las cosas, de cómo las vives, de cómo las disfrutas, de cuando amor estás dispuesto a dar y por supuesto de cuanto amor que estas dispuesto a recibir.
Hace más o m enos un mes, en unos de los módulos del master de coaching que estoy realizando me surgieron y me aclararon unas dudas que hace años tenía. La verdad de la forma más sencilla que podía imaginar. Con el paso de estos meses he estado analizando y reflexionando sobre el tema y sigo sorprendiéndome con la sencillez de la solución y lo obvio del tema. Para resumirlo y que no sea este artículo un rollo se reduce todo a que “si nos das es imposible que puedas recibir” si en tu vida no está el amor de cualquiera de las formas o en todas es más bien difícil que puedas recibir amor. Esa época de mi vida la recuerdo con mucha pena, perdí amigos, pareja, me alejé de mi familia, me arruiné puede que fuese la época de mi vida más oscura que he podido tener. Absolutamente cerrado a cualquier rayo de amor, pasión, fe, o cualquiera de las banderas que ahora llevo en mi vida me refugié en mi mismo para poder aguantar el tiempo que necesitase para poder volver a respirar con calma de nuevo.
Eso pasó y las lecciones que la vida me marcó a fuego fueron muchas y todas ellas muy duras, renuncié muchos años a vivir con amor en mi vida, y es algo que no pienso permitirme nunca más. Es un precio demasiado caro el que tendría que pagar si el amor no estuviera en mi vida de nuevo. Hoy en día no pasa un día en el que se ponga toda la pasión que tengo a cualquier cosa que hago, intento vivir con intensidad desmedida todo lo que hago y el resultado en todos los casos son satisfactorios. Creo en las personas por encima de todo y creo en que pueden cambiar, solo hace falta que ellas quieran. Pienso que deberíamos de vivir con una pasión desmedida todo lo que hacemos y buscar la excepcionalidad en todas esas mismas cosas, solo y tan solo con esas dos cositas nuestra vida se vería rodeada de más amor.
Deberíamos estar abiertos al amor en todos los casos y no tener miedo de sentir con pasión lo que hacemos, sencillamente por lo que pueda pasar. Es cierto¡¡¡¡¡ tenemos un miedo atroz a todo lo que nos pueda hacer daño. Yo, os invito a intentarlo y poco a poco comprender que nuestra felicidad depende del amor que estemos dispuestos a dar y a recibir.
FELIZ DÍA DE SAN VALENTIN
FALTARÍAN MUCHAS MÁS PERO ESAS LAS GUARDO PARA MI¡¡¡